Durante el embarazo se producen muchas alteraciones en la piel de la mujer, la gran mayoría se deben a los cambios tanto hormonales como inmunológicos que se producen en estos meses. Como temas que más preocupan a las futuras mamás tenemos las estrías de distensión, las manchas en la cara y el escote (cloasma) o las varices y las arañas vasculares. En el post de hoy vamos a hablar de las famosísimas y temidas estrías, pues estoy segura de que es un tema que interesa a todas las embarazadas. 

¿Y qué me gustaría compartir con vosotras acerca de las estrías? Pues información relevante, directa y que os resulte útil, así que vamos allá:

Primero de todo, tenéis que saber que las estrías de distensión son súper frecuentes, pues tienen una prevalencia del 11 al 88% en las personas adultas. Hay dos etapas en la vida de una mujer en las que es más probable que aparezcan:

  • Adolescencia: aparecerán sobretodo en nalgas, pecho y zona lumbar.
  • Embarazo: aparecerán especialmente en abdomen y pecho, pero también pueden hacerlo en nalgas y zona lumbar. En esta época de la vida se llaman striae gravidarum

Los médicos también sabemos que hay factores claramente predisponentes para la aparición de estrías, como son la obesidad o los cambios bruscos de peso. (Ahí tenéis un motivo más para intentar controlar el peso en el embarazo: nada de engordar más de la cuenta, luego el riesgo de que salgan estrías ¡Aumenta!)

Ahora bien, es cierto que los médicos no conocemos a la perfección los motivos que van a llevar a una persona a tener estrías y a otra no. Hoy en día se sabe que influyen factores genéticos y que el detonante más claro es la obesidad. En la formación de las estrías influyen claramente:

  • El estiramiento mecánico de la piel (cuánto mayor sea, más posibilidades de que aparezcan estrías): por eso los cambios bruscos de peso son un factor predisponente, al igual que lo es el embarazo
  • Factores hormonales: que influyen en la aparición de estrías en la adolescencia y en el embarazo, épocas de cambios hormonales.
  • Alteración estructural innata de la propia piel y tejido subcutáneo
  • Escasa hidratación de la piel, así que ahí va otro consejo: ¡Es de vital importancia ponerse crema hidratante cada día!

Centrándonos más en las estrías del embarazo, las striae gravidarum, dejadme que os diga que en las mujeres embarazadas existen varios factores de riesgo relacionados con la aparición de las mismas, entre los que cabría destacar:

  • IMC (índice masa corporal) al inicio del embarazo en rango de sobrepeso u obesidad
  • Ganancia de peso excesiva durante el embarazo
  • Edad gestacional (a partir de la semana 24 hay más riesgo, por la distensión mecánica que conlleva)
  • Edad materna (las mujeres jóvenes tienen más riesgo de aparición de estrías)
  • Embarazo gemelar (la distensión mecánica de la piel será mucho mayor)
  • Polihidramnios (exceso de líquido amniótico) o peso fetal elevado (por el mismo motivo que en los embarazos gemelares, hay mayor distensión mecánica de la piel del abdomen)

Creo que también es interesante que sepáis que en el embarazo  hay dos tipos de estrías:

  • Primero aparecen las estrías rojasstriae rubrae, que adquieren una tonalidad rojiza o violácea y que es habitual que generen un poco de picor en la piel a la embarazada, por eso la creencia tan extendida de que las estrías pican mucho.
  •  Posteriormente se van aclarando hasta formar las estrías blancas o striae albae, que no generan molestias a la gestante. Éstas ya se consideran permanentes.

Se han hecho estudios y la histopatología de ambas estrías es diferente y estas diferencias tienen implicaciones terapéuticas. Mi consejo, siempre consultad a un dermatólogo para decidir el mejor tratamiento en vuestro caso concreto.

Para acabar, creo que es relevante hablar del tratamiento: ¿Qué podemos hacer para combatir las estrías? ¿Y para prevenirlas?

Cuando hablamos del tratamiento de las estrías, tenéis que saber que ninguna modalidad presenta resultados del todo eficaces una vez ya instauradas, así que lo mejor es hacer lo posible para evitar que aparezcan. Resultan más eficaces las estrategias de prevención que las terapéuticas.

  • Durante el embarazo se recomienda nutrir la piel de abdomenpecho y caderas con una buena crema hidratante. Mi opinión es que lo mejor es ponerse una buena crema dos veces al día, con el fin de que la piel esté hidratada y flexible, y así soportará mejor el estiramiento mecánico de la piel de esta etapa de la vida. También podéis probar con un aceite hidratante, como el de almendras dulces o el de rosa de mosqueta y combinar, una vez al día crema con centella asiática y otra vez aceite hidratante. ¿Qué propiedades tiene el aceite de rosa de mosqueta? Pues al ser un aceite vegetal rico en vitaminas y antioxidantes tiene un papel muy importante en la hidratación y regeneración cutánea. Gracias a sus propiedades previene y repara la formación de estrías y grietas recuperando profundamente la elasticidad y firmeza de la piel.
  • Una estrategia básica de prevención en el embarazo es cuidar la alimentación y practicar algo de deporte, para intentar no ganar un exceso de peso innecesario, pues este exceso de peso aumentará claramente las probabilidades de tener estrías.

Como apunte, os cuento lo que hice yo en mis dos embarazos anteriores y lo que estoy haciendo ahora (¡Ya que he tenido la suerte de no conservar estrías!).

Utilizo crema antiestrías una o dos veces al día, y los días que sólo me la pongo una vez la combino con aceite de almendras dulces. Como gel de ducha, uso un gel de avena ultrahidratante, y además intento beber unos dos litros de agua al día. Todo para garantizar una buena hidratación de la piel, sin olvidarme obviamente de intentar no engordar más de la cuenta cuidando mi dieta y la actividad física que practico.

Retomando el tema del tratamiento, os comento que una vez finalizado el periodo de embarazo y lactancia, si las estrías de la paciente aún están rojas, el dermatólogo suele recetar cremas con tretinoína, que estimula la síntesis de colágeno y fibroblastos (esta crema está contraindicada en embarazo y lactancia), y sí que tiene un efecto sobre las mismas. Además, a veces puede recomendar la realización de peelings químicos o microdermoabrasión. Por último, se está avanzando mucho en el tratamiento con láser (los no ablativos y ablativos), terapias con luz pulsada intensa y radiofrecuencia, que ayudan a mejorar el aspecto y a reducir su apariencia gracias a la estimulación de formación de colágeno, mejoría de la textura de la piel, etc… 

Como conclusión, el embarazo es una época típica de aparición de estrías de distensión (una entidad muy frecuente, por otro lado) y para las mismas de momento resulta mucho más eficaz la prevención que la curación (mucha hidratación con aceite de rosa de mosqueta o de almendras dulces además de una buena crema antiestrías y un buen control del peso), pero si a pesar de todos los mecanismos de prevención aparecen estrías es cierto que hoy en día los dermatólogos ofrecen tratamientos que son eficaces y que mejoran mucho el aspecto de las mismas.

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